top of page
Buscar
  • Foto del escritorPablo Puente

La noche más negra

Hay victorias que, por ser tan apabullantes, se hacen hueco en la memoria de quienes las presencian. De los bravos germanos contábamos como último gran precedente el «Mineirazo», la victoria por 1-7 sobre Brasil en las semifinales de un Mundial que acabarían ganando. Esta vez el más poderoso de sus representantes, el Bayern de Múnich, ha escrito en el Estádio da Luz y la Champions una nueva página en la historia, con el FC Barcelona como víctima (2-8).

Messi transita por el campo, cabizbajo, mientras el Bayern celebra un gol. Foto: Getty Images.

 

Fue la crónica de una muerte anunciada. Una humillación esperada, aunque no por ello menos impactante y desoladora. Otro año más, el FC Barcelona ha caído con estrépito en la Liga de Campeones. Esta vez no pasaron de cuartos. Sin embargo, nunca en toda su ilustre trayectoria la derrota había sido tan contundente, ni tan humillante. En un combate demasiado desigual, la superioridad del Bayern fue insultante. Los culés estuvieron a años luz de los bávaros. El Barça vivió un infierno con el ritmo alto y la presión intensa de los alemanes, que demostraron ser un equipo infinitamente mejor, mucho más enérgico, físico, trabajado y perfectamente engrasado.


Desde el adiós de Pep Guardiola, en Can Barça se han sucedido goleadas definitivas en la Champions. Solo en 2015 con Luis Enrique levantaron la Orejona. De hecho, no es la primera paliza infringida por el Bayern, con Liverpool, Roma, Turín o París también en el recuerdo. Todas ellas fueron contundentes, pero ninguna tuvo este aroma de final. Y, por el bien del club catalán, esta hecatombe ha de ser encajada, porque bien entendida puede tener efectos positivos. Nuevos principios aguardan, proyectos que ilusionen al barcelonismo y tiempos prósperos. Sin embargo, esto implica que se tomen decisiones de manera inminente.

En el FC Barcelona hace tiempo que la maquinaria falla. Pese a algunos trofeos (ninguno esta temporada), el club pide a gritos cambios drásticos, incluso más allá de la sección futbolística. La gestión del presidente Bartomeu y la junta no ha podido ser más catastrófica. La convocatoria de elecciones urge con el objetivo de recuperar el timón. Los problemas, estructurales y de modelo, se suceden desde el plano económico al deportivo, donde las planificaciones han sido terribles. Deudas que se acumulan, desembolsos desorbitados, La Masía malparada y fichajes sin encaje.


Los dirigentes tampoco trajeron buenas noticias a nivel social e identitario, con la entidad perdiendo a pasos agigantados su ADN. La generación dorada agoniza, junto a una idea de juego que pierde aún más fuerza. Se necesita renovación y frescura, además de por supuesto un entrenador a la altura de las circunstancias y unos jugadores dispuestos. Toca reconstruir.

 

Leo Messi cambió para siempre el destino del FC Barcelona. El club se acostumbró a los momentos de gloria de la mano del 10, tanto que lo acabó desasistiendo, centrando todas sus posibilidades en el argentino para cada campeonato. Y la grandeza de las vitrinas pudo ser mayor, como el arrepentimiento histórico. Es posible que al reiniciar la partida lleguen más alegrías y títulos, pero difícilmente coronas europeas.


Como en todos los cuentos, tarde o temprano llegará el final. El de la «pulga» pasa a estar algo más cerca. Una era terminará, seguramente de forma traumática, y el futuro a medio-largo plazo del Barça es toda una incógnita. Resulta indispensable comenzar a cimentar la transición, porque si no esta continuidad brillante seguro terminará. El desierto amenaza en el horizonte, con sequías como la del Milan y su cartel de viejo rockero. La reflexión y el sentido común deben marcar aquí un antes y un después en el FC Barcelona. Conviene asegurar esta como la noche más negra.

38 visualizaciones0 comentarios

Formulario de suscripción

Mantente actualizado

bottom of page